En nuestro viaje a inicios de año a Cusco nos recomendaron ir a El Cafetalito, una cafetería ubicada en el bonito barrio de San Blas, en la Ciudad del Cusco. En su barra, al costado de su máquina de espresso nos llamó la atención la foto de un hombre y una mujer, en medio de plantas de café. Eran Beningno Rayme y Gregoria Miranda, caficultores de la comunidad de Huaynapata, perteneciente al distrito de Yanatile, provincia de Calca, según indica la misma foto.
Se ha vuelto costumbre -que destacamos, por cierto- reconocer el trabajo de los productores de café con los que trabaja una cafetería colocando sus nombres en lugares visibles como la pizarra o letrero con la carta de bebidas o en pequeños caballetes con sus fotos. Ese era el caso de El Cafetalito, pero la foto es aún más especial, pues se trata de los padres de Bill Clinton Rayme Miranda, el fundador y barista de esta cafetería.
El Cafetalito fue inaugurada en marzo del 2019. La idea de Bill, actualmente de 25 años de edad, era crear un espacio que mostrará al mundo el café que se produce en Mesapata, la finca que sus padres poseen a 2075 metros sobre el nivel del mar. Para ello nada mejor que la misma Ciudad Imperial, bullente de turistas de diversas partes del mundo…. hasta que llegó la pandemia.
Bill ha sido inspector técnico en certificaciones orgánicas desde los 17 años. Con el tiempo, interesado en manejar los procesos de su café, ha aprendido también sobre catación y tueste, pero las ganas de dar a conocer el café de Yanatile, en especial el de sus padres, lo hizo incursionar en el barismo. Trabajó en cafeterías en el 2016, donde aprendió sobre latte art y a manejar la máquina de espresso en horas puntas.
Finalmente, pudo concretar su sueño en el 2019, cuando empezó a funcionar El Cafetalito que durante un año fue su escuela para entender los gustos de los consumidores, especialmente de los turistas…. hasta que llegó la pandemia y el local tuvo que cerrar sus puertas. Un tiempo que aprovechó para volver a la finca de sus padres y apoyarlos en el procesamiento de su café de la variedad bourbon amarillo.
La cafetería volvió a abrir sus puertas a fines de diciembre, cuando el turismo empezó a reactivarse lentamente en Cusco. Fue así como pudimos conocerla. Pudimos probar un americano, un cappuccino y un cold brew de naranja hecho por el propio Bill.
Hoy, cuando publicamos este post, nos enteramos que El Cafelito tuvo que volver a cerrar, pues, como otros negocios del sector en la Ciudad Imperial, no pudo resistir a la poca afluencia de turistas extranjeros. Bill se tomará una pausa para replantear su proyecto inicial, pero nos contó que volverá a la finca de sus padres y a trabajar con los productores que alistan sus cafés para una nueva edición de Taza de Excelencia Perú, la competencia de cafés especiales más importante en diversos países productores.