En noviembre del año pasado, el equipo de cafelab.pe vendió su primer café. Esta aventura cafetera fue posible gracias a que conocimos a Jorge Quinde Córdova en la Expo Café del 2018, quien difundía entre el público asistente al evento muestras de un blend de pache, bourbón y caturra que cultiva en el distrito de La Coipa, Cajamarca, con la esperanza de conseguir compradores para la siguiente campaña de café.
Pusimos su café a prueba con Lourdes Córdova Moya, catadora de la Cámara Peruana del Café y Cacao. Obtuvo una calificación de 85,5 puntos en taza, lo que significa que estamos frente a un café especial ya que supera los 84/100 puntos según el protocolo de la SCA (Asociación de Cafés Especiales por sus siglas en español). “Esto indica que es una café trabajado en buenas condiciones, cumpliendo los estándares de calidad porque no presenta ninguna nota defectuosa (moho, fermento, fenol, etc.). La taza es limpia con atributos sensoriales muy positivos: dulce, fragancia a notas de durazno, sabor a bayas rojas, moras, frutas maduras, con un balance correcto y cuerpo cremoso”, nos dijo la experta catadora.
Por ello, nos decidimos a comprar el café que en ese momento le quedaba, lo tostamos, envasamos y pusimos a la venta con gran aceptación de nuestros seguidores. Lo único que en ese momento nos faltó fue que nuestros lectores conocieran a Jorge porque no pudimos conseguir fotos suyas en su finca. El mal tiempo y la distancia de su casa al campo lo impidieron. Tendríamos que esperar hasta este año para poder lograr ese objetivo.
Viajamos a La Coipa, a dos horas de distancia de la ciudad de Jaén, para conocer su finca. Desde ese punto hay que caminar o ir en mototaxi por más de una hora, por una trocha carrozable, hasta el caserío La Naranja, donde tiene una hectárea y media de tierras en las que cultiva diversas variedades de café a unos 1780 metros sobre el nivel del mar. Trabaja junto a Octavio Cruz, su suegro y quien es caficultor con más de 40 años de experiencia.
Jorge, quien tiene 36 años de edad, se dedica desde hace cinco años al cultivo de café. Antes trabajaba en mecánica porque estudió esa carrera en la ciudad de Chiclayo y vivió en Lima durante algunos años. Regresó a La Coipa para cuidar de sus padres. Está casado con Cristina Cruz, una enfermera con quien tiene un bebé de dos años. Además del café, Jorge realiza diversos oficios, entre ellos en el sector construcción, para mantener a su familia. Sin embargo, su sueño y el de su suegro es producir cafés especiales.
Don Octavio vive en la finca, rodeado de montañas verdes, algunas de ellas acogen fincas cafetaleras y bosques vírgenes. El paisaje es apacible, el manto verde se prolonga más allá de lo que la vista logra alcanzar. En el campo, el trabajo es intenso ya que los cultivos de café prácticamente están en una pendiente. Tuvimos que caminar con extremo cuidado aunque no pudimos evitar alguno que otro resbalón. En cambio, don Octavio se mueve por sus tierras como pez en el agua, ligero, rebosante de alegría y de orgullo por su café y de que Jorge le siga los pasos.
Su casa está en la cima de la montaña, alrededor tiene un huerto orgánico y un ambiente que él mismo ha habilitado para el despulpado y secado de su café. Su hogar es acogedor. En la puerta de ingreso hay una banca para descansar y contemplar el panorama. En el comedor, al caer la tarde, tuve la oportunidad de cenar junto a ellos acompañada por un café de olla que sorprende por su dulzura natural.
En su finca, Jorge tiene una hectárea que está dedicada al cultivo de catimor, mientras que en la media hectárea restante tiene pache, bourbón y caturra, variedades que siembra de manera intercalada.
El catimor es resistente a la plaga de la roya, por lo que es su cultivo más seguro aunque de bajo puntaje en taza. Esta variedad abunda en La Coipa debido a que hace unos años sus plantas fueron atacadas por la roya y la broca. «El 90% es catimor que no te da una taza especial, pero es una buena taza porque el clima y la geografía ayudan», dice. Pero donde reside el verdadero tesoro de Jorge es en su media hectárea de pache, bourbón y caturra.
Por ello, cuida con especial dedicación su café y usa el beneficio seco para su procesamiento, el cual consiste en dejar secar directamente los cerezos de café, sin usar agua. “El cafetalero más viejo dice que el mejor café se obtiene con el secado natural. Además es un proceso amigable con el medio ambiente, al no usar grandes cantidades de agua como en el beneficio húmedo”, explica. Junto a don Octavio, tiene como objetivo sembrar dos hectáreas más de pache, bourbón y caturra y adquirir una secadora solar. Su gran sueño: competir en Taza de Excelencia. No dudamos que lo conseguirán. Estaremos allí para verlo.
DATO CAFETERO
Jorge Quinde Córdova: Teléf. 990529818
1 comentario
Víctor
excelente sobre el cultivo de cafés especiales.
actualmente estoy haciendo un vivero de cafe de las variedades:
caturra rojo, bourbon, catigua, geisha, Cenicafe1, sonata rojo y otro que no recuerdo. estas variedades se instalarán a 2650 msnm provincia de Celendin, el café da muy bien a estas alturas.