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No son muchos los que han tenido la suerte de aprender a tomar café desde que eran niños. Quizás tú, que me estás escuchando en este momento, eres uno de esos privilegiados, y gracias a esa experiencia has logrado mantener la tradición cafetera en tu casa hasta el día de hoy. Claro, lo más seguro es que algunas cosas hayan cambiado ¿O es que le sigues poniendo azúcar a tu café?
Hola, soy Pamela Acosta y esto es ¡Métele Café!, el podcast cafetero de Cafelab. En los siguientes minutos te voy a contar algunas historias, datos curiosos, estadísticos, tips y rutas para que puedas disfrutar de nuestra bebida favorita de la mejor manera.
Hoy te quiero contar por qué es recomendable tomar café sin azúcar.
[Escucha aquí el episodio 1 de nuestro podcast: el café molido]
Primero déjame contarte algo de mi historia con el café. De pequeña veía a mi madre usar su cafetera gota a gota. Era una de acero inoxidable. La usaba como ella creía, apretando el grano molido al límite de sus fuerzas y echándole chorro tras chorro de agua hirviendo que se demoraban una eternidad en pasar. Guardaba la esencia en una botella de vidrio en el refrigerador y con ella hacía el café para casi toda la semana. No era la mejor manera de hacerlo, sin duda, pero fue la manera en la que yo me enamoré del café, pues ningún almuerzo en casa terminaba sin una buena taza, o dos. Con el tiempo descubrí algunos secretos que me hicieron repensar mi relación con el café, y hoy lo disfruta más que nunca. Uno de esos secretos es no ponerle azúcar.
Hay varias razones para evitar endulzar nuestra bebida. Sin embargo el motivo principal, y que señalan muchos expertos nutricionistas, es que el café tiene propiedades antioxidantes. Esto evita la degeneración de nuestras células, haciendo que permanezcan jóvenes y funcionando mejor por mucho más tiempo. En cambio el azúcar es un prooxidante, así que si lo combinamos con el café, nos perderemos de todos sus beneficios.
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Otro motivo, no menos importante, por cierto, es que el azúcar esconde el verdadero sabor del café. Y es que en el mercado existen cafés de todas las calidades. Era muy común que los cafés que no son tan buenos, se tostaran con azúcar, se les llamaba cafés torrados. Esto se hacía con la finalidad de disimular sus defectos del grano y uniformizar su sabor. El resultado en taza: un café más oscuro, sin aromas, y de sabor amargo, por eso muchos optaban por agregarle más azúcar para que les sepa mejor.
No obstante los buenos cafés, tostados naturalmente, tienen su propio dulzor. Si bien no es tan intenso como con el azúcar agregada, nos permite encontrar otros aromas y sabores que estaban allí, ocultos, esperando ser encontrados: a flores, a frutas, a chocolates, a especias, a maderas ¿te los piensas perder?
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Si aún extrañas el azúcar con tu café, puedes acompañar tu bebida con tu postre favorito. Una torta de chocolate, un cheesecake, o un pie de limón son excelentes complementos.
Aquí termina el episodio de hoy, la transcripción estará disponible en www.cafelab.pe. Si quieres más información cafetera, te invito a seguir a Cafelab en Facebook, Instagram y Twitter. Y si deseas contribuir con nosotros puedes hacer una donación a través de Patreon o escribirnos a [email protected]. Hasta la próxima y gracias por meterle café.