«Soy Cafetero», así se llama el primer trabajo discográfico de Pablo Carbajal. Con ese nombre también podemos bautizar al músico, cuya pasión más grande es el café. Su romance con esta bebida se inició cuando aún era adolescente y vivía con sus padres en el puerto de Ilo, Moquegua.
Años después viajó a Buenos Aires, Argentina, para estudiar música en el Conservatorio Alberto Ginastera, donde estudió nada menos que Charly García. Sería en esta ciudad donde desarrolló su interés por las cafeterías, puesto que en ellas encontró la atmósfera perfecta para estudiar sus partituras e inspirarse.
A su retorno al país siguió la carrera de ingeniería de sonido para completar su formación musical. Además, ya que el café se había convertido en un elemento clave en su vida, estudió barismo en Le Cordon Bleu Perú y aprendió sobre control de calidad y tostado en la Cámara Peruana de Café y Cacao. También visitó cafetales para conocer de cerca el desarrollo y procesamiento del grano y entabló contacto con diversas cafeterías de especialidad que promueven el consumo de cafés de origen.
En total fueron ocho años de preparación y de asimilar conocimientos en torno al café. Todo ello le dio la inspiración que necesitaba para componer, grabar y producir su primer trabajo discográfico, un proyecto que nació en el campo, lejos de los escritorios. «No me considero un compositor de escritorio, tenía que saber y conocer el oficio del cafetero y su mundo para poder componer», señala Carbajal.
«Los sonidos que dan color a este álbum provienen de instrumentos de madera como el contrabajo, violín, piano, cajón, charango y guitarra» explica el artista respecto a la sonoridad orgánica de «Soy Cafetero». Su objetivo era que la música se mimetizara con el ambiente donde el café crece. Además, ha cuidado que cada canción hable de los personajes que conforman la industria cafetera y de ciertas situaciones que se dan en torno a una taza de café. Así tenemos 6 canciones de su autoría: «Soy Cafetero», «Idilio», «Palabras escondidas», «Corazón libre», «Café rubor» y «El barista».
Y para terminar de redondear la idea de que la música y el café combinan a la perfección creó 60 granos de café, un emprendimiento que busca lograr un efecto de sinergia entre el álbum y la difusión del café especial peruano. Con dicho fin cada CD viene junto a una bolsa de café producido por Ana Zegarra, a 1700 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Incahuasi (Lambayeque) y tostado en Lima por Gracia Briceño de MamaQuilla Tostaduría. Sin duda, una propuesta original para vivir una experiencia cafetera distinta.
SOY CAFETERO
Puntos de Venta: Coffee Time, The Coffee Road y Kaffee Haus Arequipa