Las tazas tienen un papel importante en la experiencia de beber café porque quién no quiere beber su café en una taza bonita, es por ello que las cafeterías de especialidad buscan tazas personalizadas, con colores y formas atractivas. Pero, además de la forma, las tazas deben tener ciertas características para que el consumo de café sea óptimo.
Por ejemplo, las tazas de espresso deben tener un fondo redondo para recibir el chorrito de café que cae de la máquina, con lo cual se preservan por más tiempo todos los atributos del café tras la extracción, según Deborah Hellequin de Nina Project. Tampoco pueden ser muy pesadas, pero, a la vez, deben ser lo suficientemente gruesas para mantener la bebida caliente.
Otra aspecto importante es el borde de la taza. Según el libro “El arte del café” de Sébastien Racineux y Chung-Leng Tran, este debe ser redondo y no muy demasiado fino ni demasiado grueso para orientar el deslizamiento del café en la boca y condicionar adecuadamente el equilibrio gustativo.
En cuanto al material, hay consenso en torno a que la porcelana permite liberar lo mejor posible los aromas del café. Esto no quita que, por razones estéticas, se opte por el vidrio para bebidas frías como el cold brew o affogato. También se aprecian las paredes gruesas que preservan el calor de la bebida y la forma esférica u ovoide de la parte que une la base de la taza con las paredes ya que amortigua la velocidad con la que el café se desliza a la boca.
«El arte del café» precisa que las tazas de espresso, macchiato y cortado deben ser de 12 cl; para cappuccino y flat white se recomienda tazas de 18 cl y para el latte y café de filtro es mejor tazas de 25 cl. Los mugs para café filtrado deben tener de 25 cl a 35 cl.
